El Museum of Fine Arts of Houston acaba de inaugurar un nuevo edificio del Museo bajo el nombre Nancy and Rich Kinder Building, que incluye la mayor parte de las obras de La Ciudad Hidroespacial de Gyula Kosice, que pertenecen a su colección desde el 2009.
Dice Celina Chatruc:
“Esta es una instalación asombrosa”, dijo Gary Tinterow, director del Museo de Bellas Artes de Houston, al ingresar en la sala que aloja La ciudad hidroespacial (1946-1972) de Gyula Kosice. Su recorrida por el flamante edificio dedicado a la colección internacional de arte moderno y contemporáneo, que incluirá obras de varios artistas argentinos en su apertura inaugural el sábado próximo, contempló una parada en aquel visionario proyecto urbano durante la presentación a la prensa global.
Dice Fernando García:
Se trata de una serie de módulos con los que el artista representó la maqueta de una posible colonización del espacio en una sociedad utópica donde arte, poesía, urbanismo y ciencia conviven en armonía. Empezó a esbozarla como idea ya en 1944 en la fundación del Grupo Madí (la única vanguardia rioplatense); escribió su Manifiesto en 1971 y, en un formidable work in progress, en 2010 publicó de su bolsillo el libro La Ciudad Hidroespacial: 500 lugares para vivir. Kosice tenía entonces 86 años y seguía soñando despierto en su taller-museo de Almagro: creía que su “Ciudad Hidroespacial” iba más allá del arte, que era posible proyectarla, construirla.
Dice Marina Oybin:
En 1944, Gyula Kosice escribió en la revista Arturo: “El hombre no ha de terminar en la Tierra”. A partir de ese momento, el autor del manifiesto Madí y maestro del arte cinético y lumínico, se lanzó a planificar la ciudad hidroespacial. Hoy las obras de esta polis en las alturas integran la colección del Museo de Bellas Artes de Houston; otras están en el Pompidou, en colecciones privadas y en el Museo Kosice.
La de Kosice no era sólo una ilusión artística: en 1982 presentó su propuesta a investigadores y astrofísicos de la NASA. Para el artista, la superpoblación mundial imponía pensar otros sitios para habitar.