Gyula Kosice: Intergaláctico, en el Malba
En el año del centenario del nacimiento del visionario artista argentino Gyula Kosice (n. Ferdinand Fallik; Košice, Checoslovaquia, 1924 − Buenos Aires, 2016), Malba presenta esta exposición monográfica dedicada a su obra, con el propósito de destacar su rol pionero y reposicionarlo en el contexto internacional del arte de posguerra.
Curada por Mari Carmen Ramírez y María Amalia García, la muestra reúne más de 80 obras producidas entre 1950 y 1980, destacando en el perfil experimental de su obra –especialmente en sus esculturas de plástico, relieves cinéticos y gotas de agua, la mayoría con luces y activadas por aireadores y motores–, donde el movimiento es una constante fundamental.
https://www.malba.org.ar/evento/gyula-kosice-intergalactico/
La exposición, que estará vigente desde el 4 de julio al 4 de noviembre del 2024, reúne piezas provenientes del Museo Kosice, del Museum of Fine Arts of Houston, el Malba, el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires, el Museo del Planetario Galileo Galilei y el Museo Castagnino Macro, así como de múltiples colecciones privadas del país.
En muchos casos, se trata de la primera exhibición pública fuera de las colecciones a las que pertenecen.
Explica Mari Carmen Ramírez: “La ciudad hidroespacial es en principio y fundamentalmente un trabajo escultórico que evoluciona hacia un esbozo arquitectónico. Cada uno de los hábitats curvos y semiesféricos de plexiglás representa una tentativa de palpar, expandiéndola, la noción de ‘espacio’ que es transparente, maleable, dinámica y, en cierta medida, dimensional. (…) Kosice tuvo plena conciencia de que ‘lo escultórico’ era solo un paso en dirección hacia el pleno logro de su meta: valerse del arte para forjar un nuevo modo de organización social. Para alcanzar tal objetivo, ‘lo escultórico’ debía anularse a sí mismo”.
Dice María Amalia García: “Su producción pionera introdujo originales propuestas artísticas, como la escultura móvil e interactiva, representada por la emblemática pieza Röyi (1945), y exploró gran diversidad de materiales, muchos de ellos novedosos. Su investigación en torno del movimiento se remonta a Madí: el grupo ya experimentaba con los móviles, el uso de motores y la acción del espectador sobre la obra, poniendo en crisis las categorías de escultura y espectador. Al igual que otros artistas de su generación, utilizó la luz, el plástico y el movimiento, y a fines de los años 50 fue de los primeros artistas que incorporó el agua en sus obras.
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